1992 – 2012 ¿Quien dijo que 20 años no es nada?

Con una larga trayectoria en el rubro y una sensibilidad especial, que lo involucra emocionalmente con la actividad, Lito Dorfman es convocado desde el interior y el exterior del país, donde celebra ceremonias que se destacan siempre por su originalidad y creatividad y son las recomendaciones “boca a boca” su principal fuente de contactos.

Se realizan ceremonias en Español con la posibilidad de traducción simultánea
o parcial a cualquier idioma.

En el año 2002, fue contratado por TELEFE, para oficiar las ceremonias de casamiento que se realizaban en el programa    “La Gran Propuesta” que condujo Claribel Medina y se emitía los sábados a las 22 horas.

Cómo llegamos hasta aquí ?  

Allá por noviembre del 92, por pura casualidad, me encontré, casi sin querer, oficiando   mi primera ceremonia.
Organizaba fiestas y un papá preocupado porque su hija no iba a tener  una ceremonia religiosa, ya que se casaba con un divorciado, me pidió que le consiga alguien que “dijera unas palabras, para que la gente sepa que estamos celebrando”…
En ese momento sentí que mi carrera de organizador de fiestas se terminaba, ya que   no conseguía dar con nadie que pudiese cumplir con ese rol y se supone que los organizadores de fiestas o wedding planners, deben poder satisfacer  todas las necesidades que un evento pueda tener.

Faltaban pocos días para la boda y el “ceremoniante” no aparecía. La familia había depositado toda su confianza en mi  y no los podía defraudar. Me reuní con los novios y les comenté que el padre de la novia me presionaba para que sea yo quien realizara la ceremonia  y que si ellos estaban de acuerdo con algunas cosas que había pensado, me animaba a hacerlo.

Así fue, así se hizo y esa noche viví sensaciones únicas, con una carga emotiva que nunca antes había experimentado.

La emoción fue inmensa, ya que no solo había podido dar respuesta a un pedido de un cliente, sino que me había involucrado como nunca con la pareja y con la familia, hasta extremos inexplicables.  Es difícil describir lo que sentí     en esa oportunidad. Por supuesto ni pensé que eso podía tener continuidad.   Jamás sentí que había inventado nada.

Después llegaron los comentarios, los llamados, los pedidos y así llegamos hasta aquí, habiendo abandonado la organización   de fiestas, pero ya no por no poder cumplir con un pedido, sino por la necesidad de dedicarme  full time a esta actividad   que me atrapa desde la investigación hasta la realización, pasando por la invalorable situación de interpretar el sentimiento  de dos personas que se aman y buscan la manera de manifestarlo a sus seres queridos en  un momento tan soñado.

Aún hoy, después de tantos años, me es difícil describir lo que siento realizando una ceremonia.
Tiene que ver con la dificultad que se plantea al intentar “pensar con el corazón”… pero sería imposible de otra  manera, porque los enamorados piensan con el corazón, ven con el corazón y hablan desde el corazón.   Si esta ceremonia, la que nació allá por noviembre del 92, duró y creció, es gracias al aporte de tantas parejas  que pusieron sus sentimientos en   mis manos. 

Tuve que aprender a escuchar, que no es lo mismo que oír. Descubrí que solamente escuchando lo que cada pareja siente,   se puede crear una ceremonia que los represente, con la que se puedan sentir identificados.

Aprendí que son ellos los protagonistas (porque lo son de su propio amor) y que mi misión es ponerle palabras a sus sentimientos. Mi formación como Psicólogo Social, locutor y años sobre un escenario, sin duda han ayudado, pero reitero,     el secreto, es poder involucrarse y a pesar de no tener valor legal ni religioso, poder valorizar esta actividad, desde la legitimidad de los sentimientos. Siento una responsabilidad aún mayor que cuando organizaba toda la fiesta. Siempre fui consciente que la fiesta tiene una duración determinada y que lo que no se cumplía dentro de esas pocas horas, no era reparable. No había manera de compensar al otro día, si algo fallaba durante el transcurso del evento.

Esto es algo que cuesta aprender y para los que nos gusta lo que hacemos, es una carga muy difícil de sobrellevar.      Ocurre que la ceremonia transcurre en un tiempo mucho menor que el de toda la fiesta, y esta responsabilidad se potencia. Además, transitamos espacios de mucha mayor sensibilidad, y en estos espacios, los olvidos o distracciones son heridas directas al corazón. Pero eso también hace que la satisfacción sea mayor y aquí estamos, transitando los rituales del    amor y ofreciendo un  servicio ” de corazón a corazón ” .

Por eso, después de veinte años, quiero agradecer a todos los que han confiado en mi para acompañarlos en un momento tan especial, confianza que me obliga a seguir investigando sobre símbolos, rituales y tradiciones para renovar y ampliar las propuestas y lograr el objetivo de que cada ceremonia sea distinta y realmente única. Sinceramente ¡ Gracias !

Lito Dorfman  

BAR y BAT

Estamos realizando, cada vez con mayor frecuencia, Bar y Bat Mitzvá Laicos. Los que por distintas razones no han accedido a una formación religiosa, tienen la oportunidad de conectarse con sus raices, y conociendo los símbolos y costumbres de sus antepasados, generar una ceremonia que dá sentido a un encuentro festivo. A través de una celebración enfocada fundamentalmente a la búsqueda de la propia identidad, recorrerán la simbología, las costumbres y los ritos para concluir con la ceremonia de velas, donde los interesados se embarcarán en un viaje por su propia historia, reconstruyéndola y resignificándola.

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